Historia, música, danza, teatro y gastronomía ocupan un lugar destacado en el carnaval de Manzaneda, una fiesta ideal en la que se conjugan tradición y rituales ancestrales. Y es que visitar Manzaneda es optar por un destino en plena comarca orensana de “As Terras de Trives” con la única Estación de esquí de Galicia que compite con paisajes espectaculares capaces de seducir a los más exigentes, como al afamado intérprete de “Shakespeare in love”, Joseph Fiennes, que se compró una casa en una pequeña aldea de la zona.
Hablar de Entroido en esta comarca es hablar de esencia pura y de identidad de pueblo, comarca y región. Los días previos a esta fiesta, el ambiente se torna frenético con nervios e impaciencia que tiñe los preparativos, impregnándolo todo además de una magia que sólo se percibe durante estas fechas.
Un embrujo que encuentra su cómplice en el ambiente que se genera al descender drásticamente la temperatura, regalando un paisaje totalmente blanco con las cumbres de la montaña cubiertas de nieve. Un encanto también percibido en las largas noches de invierno que parecen agrandarse aún más para dar cabida a toda la diversión que proporciona el Entroido.
Y es que los vecinos se agrupan al acabar su jornada laboral y escolar para recorrer las calles del pueblo, acompañados por el son de los bombos y azada, el fulión, parando en cada bodega a reponer fuerzas, calentar el cuerpo y hasta entonar algunas canciones, creando una atmósfera de alegría contagiosa.
Decir Entroido en Manzaneda es decir fulión, el corazón palpitante de esta fiesta declarada de interes turístico gallego. Se trata de un grupo de personas de cada pueblo, que varía en función del día, pero ronda las 30 personas, que hacen sonar bombos, tambores, azadas, cornas y otros aperos de labranza metálicos, marcando un ritmo diferenciador y desfilando por las calles de su pueblo.
Este desfile itinerante de devoción y algarabía recorre cada calle, cada parroquia, envolviendo todo a su paso con su cacofonía embriagadora. Los bombos retumban, los tambores rugen, los cencerros repiquetean y los utensilios de labranza metálicos hacen eco en los corazones de los presentes, marcando el ritmo de esta fiesta sin igual.
El entroido de Manzaneda se convierte así en una fiesta peculiar y muy divertida, donde aparece una figura única que acompaña al fulión: las mázcaras, las protagonistas indiscutibles. Su presencia en el fulión, su elegancia al bailar y el sonido constante de los cencerros y chocas hacen de esta festividad una experiencia única y emocionante.
Aunque su nombre pueda llevar a confusión, las mázcaras de Manzaneda no siempre ocultan su rostro, aunque sí en algunos casos un antifaz cubre su cara. Su cabeza está adornada por un armazón con forma cónica y alargada, decorado laboriosamente con cintas y papeles de colores, un tocado que les da un aspecto majestuoso y elegante.
Pero no solo la vestimenta hace especial a estas mázcaras, también su forma de bailar y desfilar. Su destreza como bailarines es asombrosa y su presencia en el folión es imprescindible.
El alcalde de Manzaneda, Amable Fernández, asegura que “todos los turistas que visitan Manzaneda y que descubren por primera vez su Carnaval quedan fascinados con las Mázcaras y su danza hiptnótica. Cuando las ven girar siguiendo el ancestral ritmo que marcan los niños, los adultos y los ancianos que componen los foliones, sienten forman parte de una tradición centenaria que se transmite de generación en generación como un sincero homenaje a su pasado”.
El Entroido de Manzaneda es el reflejo de la identidad y la historia de este pequeño rincón de Galicia. Es la forma en que sus habitantes honran a sus antepasados, conservando las tradiciones y transmitiéndolas de generación en generación. Es una experiencia única que evoca tiempos pasados, pero que también se renueva año tras año, adaptándose a una nueva época. No es solo una fiesta, sino un legado que se mantiene vivo gracias al amor y el compromiso de su gente. Y todo esto hay que añadir otra peculiaridad interesante: se trata de uno de uno de los carnavales más largos, ya que dura aproximadamente un mes.